06 Dic Buff EPic Trail 2021 – Volvemos a terreno de Ultra
Hace un mes, más o menos, terminamos con éxito la primera competición, después de año y medio sin ponernos un dorsal ¡Y fue bien! Bastions 21K no solo me dejó una medalla y un nuevo dorsal que pegar a la pared, si no que me devolvió, al menos en parte, la confianza. Esa confianza que tantos meses me ha costado volver a encontrar. O al menos, en parte; porqué 21km con 1500 metros positivos no son lo mismo (ni de lejos) a 70km y 6.000 metros, Volver a terreno de ultra es un reto que asusta. A mi me asusta. Se parece un poco a «la primera vez». No es lo mismo, la experiencia la llevo en la mochila, pero ha pasado mucho tiempo, y dudo del tobillo. Es raro, dudo de él como si no fuera parte de mi, como si fuera algo ajeno y con voluntad propia. Pero ha legado el momento de enfrentarse a todo eso: ha llegado la BUFF EPIC TRAIL.
Esta va a ser la primera Ultra en la que compita solo, sin tener a mi equipo cerca. Se me hace raro, me gustaría tenerlos conmigo, pero al mismo tiempo me va bien, me permite centrarse solo en mi mismo, y no pensar en nadie ni nada más. Y, como voy solo, y la val de Boí está hasta los topes (imposible encontrar una habitación, me desperté tarde), he camperizado mi coche (un Alfa Romeo Giulietta), para poder ser totalmente autónomo e independiente (en otra entrada explicaré lo de camperizar mi coche, jejejeje).
Al llegar al valle el ambiente es espectacular: este año no solo se disputa el Open, este año tenemos a las selecciones nacionales disputando el mundial del SkyRunning. Están todos los grandes, pero también cientos de populares, yo todos estamos igual de emocionados. Es inicio de Julio, y el tiempo acompaña. El día antes de la competición no me deja tiempo para hacer gran cosa: me paseo por allí, preparo el coche para dormir, me encuentro con un par de amigos, recojo el dorsal, entrego la bolsa de vida… Y me voy a dormir temprano, dejándolo antes todo preparado para el día siguiente.
He dormido bien, mi coche no es que sea un hotel de 5 estrellas, pero he descansado. Me levanto antes de que suene el despertador y desayuno tranquilo, luego me preparo y, tras volverme loco buscando las llaves del coche (que tenía en un bolsillo), me dirijo al box de salida.
Ya en la línea de salida, mientras me concentro y repaso todo mentalmente, me encuentro con «Txurli», uno de «los follets», un buen amigo, Me alegra mucho verle, hace ya mucho que no lo veo ni se nada de él, y compartir estos momentos con él me reconfortan. Nos deseamos suerte, nos damos un abrazo y, antes de que nos demos cuenta, ya estamos corriendo, Una salida bastante explosiva: no llevo un plan demasiado elaborado que digamos. Lo sé ahora, pero en ese momento no lo sabía. Solo me he dedicado a fijar tiempos de llegada para cada uno de os avituallamientos, pero sin pensar en cómo voy a gestionar el ritmo de carrera de inicio a fin. Así que arranco fuerte y, mientras adelanto a uno y otro, me doy cuenta de que me siento seguro, me siento bien y para mi pienso «bueno, 70km no son tantos, esto va a ser fácil». Me río para mí. Y sigo.
Llego al primer avituallamiento uno 10 minutos antes de lo previsto: no paro, estoy servido, no necesito nada. Así que sigo adelante, y me encuentro con el primer muro: una subida casi vertical hacia la primera zona de crestas. Saco los bastones mientras sigo avanzando, y empiezo a subir. Durante la subida atrapo a un tipo que lleva un altavoz a todo trapo: va corriendo y escuchando Extremoduro. Me gusta Extremoduro pero, desde aquí te digo amigo: por favor, usa cascos. Son poco más de las 7 de la mañana, la montaña está despertando, este es un sitio extraordinario, esta es una ocasión extraordinaria y algunos, como yo, solo queremos oír el despertar de la montaña. No contento de «jodernos a todos» con la música (perón por la expresión), se pone a hablar conmigo. Ni sé lo que me dice. No le contesto y decido reservar un poco, bajar el ritmo de subida, hacer una foto, y dejar que el siga adelante para perderlo de vista: de lo contrario estaría con él toda la subida ¡y queda un buen trozo!
Estoy casi arriba cuando me atrapa Txurly. Me saluda «¡Nico». Le pegunto cómo está, y me contesta animado «Bien, bien, reservando. Guardando fuerzas». Llegamos arriba, al primer trozo de cresteo, Empieza el Skyrunning. Txurly desaparece, saltando de piedra en piedra como si fuera un elfo del señor de los anillos. Muchos otros lo siguen, adelantándome. Yo me quedo atrás: aquí yo también soy un personaje del señor de los anillos: un enano, Lento, torpe, inseguro. Avanzo como puedo, trato de no desesperarme mientras, minuto a minuto, puesto a puesto, pierdo todo lo ganado hasta ahora, Disfruto unos momentos de las vistas: espectacular.
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