Hace ya mucho tiempo que la idea me ronda la cabeza: recorrer, corriendo, la distancia que separa mi lugar de residencia – Barcelona – hasta el lugar que me vio crecer, la Costa Brava. Les Gavarres han sido y serán siempre un lugar muy especial para mi. No se trata de alta montaña pero, aún sin poseer esa magia que nos regalan las alturas, me transmite algo muy especial. Salpicadas de dolmens, de ermitas, de «piedras de sacrificio», de antiguas masías, todos testigos centenarios del paso del tiempo, las Gavarres desprenden una energia especial. Una energía que huele a mar, a hierbas aromáticas y a musgo. Cuando estoy allí, me siento en casa.
Sin embargo el calendario de competiciones suele dejar poco margen para organizar, prepararse y ejecutar este tipo de ideas, así que el proyecto esperaba en un cajón… Hasta ahora. Este parece se el año ideal para llevar a cabo mi ideas. Un año sin competiciones pero, sobre todo, un año en el que todos necesitamos una motivación, una aspiración, una meta: algo que nos ayude a seguir adelante, con ganas de seguir superándonos. Han sido muchas las semanas de aislamiento, separados de nuestros seres queridos, amigos y familiares a los que solo hemos visto a través de una pantalla.
Así que quiero que este reto también sea un reencuentro: por eso, a lo largo de la ruta, he marcado varios puntos de encuentro en los que, los que quieran, puedan unirse a mi para acompañarme en tramos de hasta 10km, y compartir conmigo parte del camino.
¿Nos veremos en alguno de ellos? ¡Ojalá que sí!